El pasado domingo día 22 de marzo en la iglesia San Juan Bautista de Arucas, tuvo lugar el Pregón de Semana Santa 2015 a cargo de D- Julio Sánchez Rodríguez y a continuación con la actuación musical a cargo de la Orquesta de Cámara de Arucas, formada por doña Daura Esther Afonso Rodríguez (concertino) doña Zaida María Rodríguez Pérez (violín 1º), doña Aixa Estrella Rodríguez Pérez (violín 2º), D. Carlos Santos Cabrera (violonchelo 1º), D. Gonzalo Méndez Verdú (violonchelo 2º) . D. Roberto Falcón Rosales (contrabajo) y D. Airam Déniz Almeida (director).
Pregón de Semana Santa por D. Julio Sánchez Rodríguez:
PRESENTACIÓN
"Las huellas
de los que caminan juntos por el
desierto no se borran nunca"
(Proverbio africano)
EN CLAVE DE DIOS: Somos testigos de la fecundidad de la
Cruz, no
de la sombra del desaliento.
Comienzo con este
texto de la carta de san Pablo a los efesios cargado de profundidad, de
compromiso y camino abierto a seguir en nuestra vida.
Ahora por Cristo Jesús y gracias a su
muerte, los que antes estabais lejos, os habéis acercado.
Porque Cristo es
nuestra paz. Él ha hecho de dos pueblos uno solo, destruyendo el muro de
enemistad que los separaba. Él ha anulado en su propia carne la ley con sus
preceptos y sus normas. Él ha creado en sí mismo de los dos pueblos una nueva
humanidad, restableciendo la paz. Él ha
reconciliado a los dos pueblos con Dios uniéndolos en un solo cuerpo por medio de la cruz y destruyendo la
enemistad. Gracias a él unos y otros, unidos en un solo Espíritu,
tenemos acceso al Padre.
(Efesios 2,13 - 18)
"Cristo es nuestra paz". Siempre la violencia
estremece. Es la realidad que golpea a tantos lugares: los cristianos
perseguidos en Irak y en muchos otros sitios,
las víctimas inocentes de la violencia vinculada al narcotráfico, la
explotación de tanta gente. La conmoción salta al primer plano, impresiona y
cuestiona nuestras certidumbres y hasta nuestra fe.
El mundo
está ciego a la paz y la fraternidad. El evangelio de Mateo
recuerda las palabras de Jesús: Amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen. Y la
reflexión ahonda en ese amar a los enemigos, no como el hecho de tener un sentimiento benévolo, emocional o positivo hacia ellos... A veces el amor es desear
que abran los ojos, que descubran lo irracional de sus actos.
Hoy día, en cuanto creyentes, sacudidos por la violencia
estamos tentados de preguntarnos si hay un futuro viable, si hay algo
por qué esperar.
Tal
vez nuestro actual estilo de vida comunitaria eclesial que vivimos no
sea atrayente para los j6venes de hoy. Estas realidades evocan desencanto en muchos
de nosotros.
En esta situación podríamos hacer una reflexión
sobre los discípulos de Emaús. Cuando el Señor les preguntó qué estaba
sucediendo, respondieron: "Tú debes ser la única persona que desconoce lo
que ha estado ocurriendo".
Se
sentían tan frágiles que ni les pasaba por la cabeza regresar a Jerusalén.
Pero el encuentro con Jesús resucitado les abrió los corazones y cambio sus
mentes. En aquel mismo instante se pusieron en marcha hacia la comunidad de los
creyentes.
Este
encuentro representa una opción, un cambio de corazón, algo así como una
llamada a escoger la vida más que la muerte, preferir la esperanza al
pesimismo.
La única
opción auténtica es el seguimiento, el que nos lleva a la Pascua; la única Vida, la que está en Cristo.
La
comunidad cristiana de la Ciudad de Arucas se reúne cada año a reflexionar sobre la muerte y resurrección de
Cristo. Esto arroja una nueva luz sobre vuestra identidad y pertenencia
cristiana como discípulos de Jesús. Habéis
optado por vivir dependiendo de Dios y abiertos a un futuro desconocido. Aunque
vivimos en una época muy distinta, a
siglos de distancia de estas experiencias, compartimos la misma
historia. Entre las muchas llamadas actuales tenemos la exhortación del Papa
Francisco, la "Alegría del Evangelio".
"Hay cristianos cuya
opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy
duras. Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves
dificultades que tienen que sufrir, pero poco
a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como
una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias. Bueno
es esperar en silencio la salvación del Señor. (Lm
3,17.21-23.26).
(La alegría del Evangelio, no. 6)
Escucha lo que el Señor
te pide:
es tan sólo que
practiques la justicia,
es tan solo que ames con ternura, es tan solo que
camines
humildemente con tu Dios
Las manifestaciones de
la religiosidad popular en la Semana Santa, tienen su expresión plástica en las 'procesiones"; cobran sentido cuando se integran plenamente en el ritmo de la liturgia de esos días. La
Ciudad de Arucas, cargada de historia, fe y religiosidad, ofrece admirables
catequesis vivas, al servicio de la evangelización, en bellas imágenes y
"pasos", que salen en procesión por sus calles.
De
ahí que no podemos vivir en plenitud la Semana Santa sin celebrar la Resurrección y, por eso, las salidas
procesionales de la Pasión han de orientarse a la celebración de la
Vigilia Pascual, para "llegar más a Cristo".
Agradezco
a la Tertulia P. Marcelino Quintana su invitación y su constancia y
tesón en mantener viva y renovada la Semana Santa en Arucas y en su entorno.
Paso el relevo al sacerdote aruquense don Julio
Sánchez Rodríguez, que su palabra cálida y persuasiva abra nuevos horizontes
para vivir el Misterio Pascual desde el interior y la paz que trae Jesús para
destruir muros de enemistad.
Es tarde
Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer el futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.
Pedro Casaldáliga
Eladio García Arranz
Hermano de La Salle
PREGON Julio
Sánchez
Rodríguez
En el Año 2011 fui invitado por la parroquia y la
Asociación de Alfombristas de esta
ciudad a pronunciar el pregón de la fiesta del Corpus Christi. Hoy estoy
de nuevo con ustedes para pregonar la Semana Santa 2015, en el año
conmemorativo del quinto centenario de la creación de la parroquia de san Juan
Bautista. Tengo que confesarles que siempre he puesto reparos a ser pregonero,
porque frecuentemente los pregones tradicionales suelen ser poéticos y
rebosantes de sentimientos, géneros literarios
de los que no estoy dotado. El Diccionario de la Real Academia define el pregón
como "discurso elogioso en que se anuncia al público la celebración
de una festividad y se le incita a participar". Esta definición es muy genérica y en ella caben todos los estilos.
Además del pregón del Corpus de Arucas, que yo recuerde, he pregonado
las fiestas de san Telmo de Sardina, la de
San Marcial en Femés, Yaiza, Lanzarote, y la del Sagrado Corazón de Jesús
en Arbejales. Y las tres por efemérides históricas: En Sardina, en 1985, al
cumplirse 75 años de la construcción de su
ermita de San Telmo. En Femés, en el oho 2002, al inicio de lo actos
conmemorativos del VI centenario de la creación del obispado de Rubicón, luego Canariense-Rubicense, que tuvo
lugar en el año 1404. Y en Arbejales, en el año 2013, con motivo del
primer centenario de la colocación de la
primera piedra de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Como dije al
principio, este pregón de Semana Santa de Arucas, también tiene carácter conmemorativo y, por tanto, histórico. Expreso mi
agradecimiento al reverendo cura párroco don Santiago González Hernández y a la Tertulia P. Marcelino Quintana
por haberme invitado a pronunciar el pregón de la Semana Santa 2015 de
la ciudad de Arucas.
Primeros datos documentales
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgomB2Ijct_ZuAUe8QPWl7-RNNi4jbf2L4V1IUClCwodiGl_OsUNbtLngvhKL6zaHAu6ZMcfJlIfXYeTSS7B_2tVPVfoAr3y4QIs1U52t-3tlgWGTwAY7f-czsu-MZ4JWXDR_EVUspMNrcR/s1600/20150322Preg%C3%B3nSemanaSanta2015+005_800x600.jpg)
Mi propósito es exponer el sentido teológico-litúrgico de la Semana Santa
aruquense mediante su desarrollo histórico. La Semana Santa 2015 que vamos a celebrar
próximamente no responde a la simple rutina del calendario litúrgico. No. Tiene
unos antecedentes que se remontan, al menos,
460 años atrás. Nosotros somos herederos de una fe profunda y de una
devoción arraigada y centenaria. Las primeras noticias que se conservan en los
libros parroquiales acerca de nuestra Semana Santa son de los años 1555 y 1556. En esos
años lejanos ya se
celebraba la Semana Santa. Poco después empezó a celebrarse la fiesta del patrono san
Juan Bautista. En las cuentas del mayordomo Pedro López, que presentó ante el visitador don Hernán González Costa, en
nombre del obispo don Diego Deza, se anotan las siguientes datas:
- El 20 de marzo, gasté el Jueves Santo en cera 8
reales y medio que se trajeron en candelas para las tinieblas.
- Este día por 7 reales gastados en
un cirio pascual que traje para la iglesia.
- Por medio real que di a un hombre que limpió la
iglesia la víspera de Pascua Florida.
-
Este día, 72 maravedíes que son para un pan de jabón e incienso que
traje para el Jueves Santo.
Estas cuatro anotaciones son muy significativas, pues constatan que la primera Semana Santa de la que hay información documental, se centraba en lo sustancial y más importante, en las celebraciones del Triduo Pascual: Jueves Santo (incienso para el Santísimo), Viernes Santo (las tinieblas), Vigilia Pascual (cirio) y Pascua Florida o Domingo de Resurrección. No había procesiones, sino celebraciones litúrgicas dentro de la iglesia. Y permítanme la primera reflexión: las procesiones si no van precedidas de la participación en las celebraciones litúrgicas se pueden quedar en una Semana Santa sin contenido, en solo sentimientos pasajeros, sin auténtica fe en el Misterio Pascual de la Muerte y Resurrección del Señor. Afortunadamente, en Arucas, al Triduo Sacro acude la mayoría de los creyentes que acompañan luego en las procesiones por nuestras calles para manifestar nuestra fe.
Fundación de la cofradía
de la Vera Cruz
Las primeras representaciones de la Pasión que se
anotan en los inventarios, además del
pequeño Crucifijo del altar mayor, son un cuadro del Ecce Horno y un
lienzo de Pasión, en el que probablemente estarían pintadas las diferentes
escenas acaecidas en el Viernes Santo (Getsernaní, coronación de espinas,
flagelación, camino del Calvario y muerte
de Jesús en la cruz). Todos los años se contrataba a algún fraile para predicar, confesar y ayudar en los oficios
de Semana Santa. En las datas siempre se
anotan los gastos del monumento del Jueves Santo. Como novedad aparece
el corte de ramos para el Domingo de Ramos.
En 1564 se compra una imagen grande de Jesús Crucificado para el altar mayor. En 1569 acontece un hecho
trascendental y decisivo que marcaria
la Semana Santa de Arucas durante, al menos 250 años. Me refiero a la
fundación de la cofradía de la Vera Cruz por Felipe de Rosales. Su primera imagen fue la citada del Cristo Crucificado del
Altar Mayor y con ella se inici6 la primera procesión de la Semana
Santa. En
pocos años la cofradía de la Vera Cruz creció de tal manera, que gran parte de los vecinos de Arucas, ricos y pobres, se hicieron hermanos. Por los mismos años se adquirió una imagen de bulto de la Virgen de la Soledad para acompañar al Señor. En 1579 la procesi6n recorre las calles del pueblo con penitentes disciplinantes, creando un ambiente impresionante de respeto y silencio. Durante el siglo XVII la cofradía no dejó de crecer y arraigó en la sociedad tan profundamente que recibía tributos por otorgamientos testamentarios, y limosnas por el uso de capas y llevar Las insignias el Jueves Santo y el Viernes Santo, y también limosnas en especie, como trigo (6.432 maravedíes). La cofradía compro una casa para sus reuniones y guardar sus utensilios. Incluso, prestaba dinero a la parroquia cuando esta tenía algún gasto extra, sobre todo de reparación de la iglesia.
pocos años la cofradía de la Vera Cruz creció de tal manera, que gran parte de los vecinos de Arucas, ricos y pobres, se hicieron hermanos. Por los mismos años se adquirió una imagen de bulto de la Virgen de la Soledad para acompañar al Señor. En 1579 la procesi6n recorre las calles del pueblo con penitentes disciplinantes, creando un ambiente impresionante de respeto y silencio. Durante el siglo XVII la cofradía no dejó de crecer y arraigó en la sociedad tan profundamente que recibía tributos por otorgamientos testamentarios, y limosnas por el uso de capas y llevar Las insignias el Jueves Santo y el Viernes Santo, y también limosnas en especie, como trigo (6.432 maravedíes). La cofradía compro una casa para sus reuniones y guardar sus utensilios. Incluso, prestaba dinero a la parroquia cuando esta tenía algún gasto extra, sobre todo de reparación de la iglesia.
Entre
1594 y 1606 el prioste y mayordomo de la cofradía fue Hernán Luis. En sus cuentas hay anotaciones curiosas,
como estas: "78 reales en vino y
zumaque para curar a los penitentes la noche del jueves Santo, y 131
reales de colación con los penitentes y el cura". La cofradía no se
limitaba a los actos de Semana Santa. Durante todo el año ofrecía una misa los
viernes a la que asistían los hermanos que podían. Además celebraba la fiesta de la Cruz de Mayo. Por el
inventario sabemos que la hermandad
poseía 33 capas blancas, 30 disciplinas o azotes, 9 capas negras con las insignias, 2 blancas que
llevan los que dirigen la procesión, un pencl6n negro con una cruz
colorada y 4 hachas o antorchas. Con estos datos nos podemos imaginar cómo era
de severa e impactante aquella procesión nocturna del Jueves Santo.
Constituciones de la cofradía de la Vera Cruz
En 1621 la cofradía de la Vera Cruz de Arucas asumió las constituciones de su homónima de Las Palmas y con ella se hermanó. La ermita de la Vera Cruz de Las Palmas pasó en 1664 a los frailes agustinos que fundaron un convento a su lado. Luego se llamaría iglesia de san Agustín. Entre las obligaciones de los cofrades se prescribe la de asistir y luego enterrar a los ajusticiados. En estos años se celebraba también la procesión del Domingo de Ramos, portando los feligreses ramos y palmas.
Capilla de la Vera Cruz. Remates.
En 1630 se construye
con un arco de cantería la capilla de la Vera Cruz, para venerar al Santo
Cristo del altar mayor y a la Virgen de la Soledad. Años después, en 1643 se
adquiere una imagen de la Vera Cruz propia de
la cofradía para su capilla. Era tanta la devoción que había en torno a
la procesión que se decidió rematar o pujar por llevar las andas de los tronos y los utensilios procesionales, como la
campanilla, guión, hachas, etc. Para los remates se juntaba el cabildo
de vecinos con el alcalde, diputados y cura
antes de la Semana Santa (Libro viejo de la cofradía de la Vera Cruz). Todo el pueblo estaba comprometido
con la cofradía de la Vera Cruz. Se había convertido en un fenómeno
social. Entre 1652 y 1654, el cura Lorenzo Finollo llevó a cabo la obra de
ampliación de la iglesia en tres naves, con
tres capillas principales: la del altar mayor y las dos colaterales de
la Vera Cruz y del Rosario. La carpintería la hizo el maestro Francisco
Hidalgo.
El Monumento del Jueves Santo
El Monumento del Jueves Santo
En
1663, siendo párroco Juan Mateo de Castro, el monumento del Jueves Santo se hace con exquisito gusto
y primor, decorado con naranjas y limones. Para el lavatorio de pies se ofrecen los
penitentes de la cofradía. En 1671,
siendo mayordomo de la Vera Cruz Juan Sánchez Travieso,
la cofradía estaba en su máximo esplendor, como consta en la visita de
don Andrés Romero Suárez y Calderín, en nombre del obispo García Ximénez. Las limosnas de los remates, de las túnicas y
de los azotes (420 reales), los tributos y el alquiler de la casa de la cofradía, sumaban un
holgado superávit. Dos cuadros nuevos aparecen en los inventarios de 1679 y 1687, representando a Cristo Crucificado y el Descendimiento de la cruz. En 1681 Isabel de
Quintana donó el baulito o el arca
para colocar el Santísimo en el monumento. Ademds, se hizo un armazón desmontable de madera y piedra
de canteria para el monumento. En
1690 se adquirió una preciosa imagen nueva para el altar mayor, que hoy
sigue presidiendo la iglesia.
En 1724, ya en el siglo XVIII, se encarga una
imagen de san Juan Evangelista, para
completar el Calvario con el Cristo de la Vera Cruz y la Soledad. Las tres imágenes salían el Jueves
Santo por la noche. A partir de 1730 una nueva procesión se incorpora a
la Semana Santa de Arucas: la del Entierro, con la imagen de la Vera Cruz,
cuyos brazos eran articulados, extendidos en la cruz para la procesión del
Jueves Santo y recogidos en el sepulcro para
la del Viernes Santo. En 1741 se hacen en
Las Palmas la imagen de Jesús Nazareno con la cruz a cuesta y la Verónica,
por iniciativa de las hermandades del Santísimo y del Rosario, respectivamente. Esta procesión llamada del Paso
salía el Miércoles Santo. Las imágenes
nuevas, antes de ser transportadas a Arucas, salieron en procesión por Las Palmas desde el convento de santa Clara a la ermita de san Nicolás. Hacia 1740 se restauró
la capilla de la Vera Cruz gracias a la donación testamentaria de Juan
de Quintana de Castro, que textualmente dice "que
a ello me movió) el ser parroquiano y ser oriundo deste lugar y mis padres y
mis abuelos".
Participación de los jóvenes en la procesión de
la Vera Cruz
En
1770 visito la parroquia de san Juan Bautista el obispo fray Juan Bautista
Cervera, acompañado de su visitador y vicario general don Miguel Mariano de Toledo. El obispo encargó a don
Miguel que revisara las cuentas de la
fábrica y de la cofradía. Hay un dato muy interesante en las cuentas de la cofradía de la Vera Cruz, que
conviene resaltar en este pregón. Se refiere a los remates. Había muchos
impagos por parte de los jóvenes que habían
pujado por llevar las andas de las imágenes. Eran jóvenes de familias pobres
que tenían que entregar a sus padres íntegramente los jornales que ganaban en
los trabajos del campo. Las familias eran numerosas y todo lo que se ganaba era
para la comida y el vestido. El visitador
ordena que no se acepte el remate de los jóvenes sin permiso previo de los padres y con una fianza de la cantidad
pujada. Pero añade, a no ser que el
mayordomo se haga cargo de la misma por la pobreza de los jóvenes. Es
muy hermoso y ejemplar este hecho. Tanto
había calado en el pueblo la devoción al Cristo de la Vera Cruz y a
Nuestra Señora de la Soledad que los jóvenes de familias pobres, que eran la
mayoría, anhelaban participar activamente en la procesión llevando sobre sus hombros las andas de las
imágenes, aunque luego no pudiesen
pagar lo prometido en la puja. Y esta realidad sigue viéndose en nuestros días, a pesar de la secularización. Así,
en Arucas, los jóvenes son los protagonistas de la procesión del Señor
de la Humildad y Paciencia que recorre
nuestras calles el Martes Santo. Incluso el señor obispo don Francisco Cases suele asistir a esta procesión,
después de reunirse con los jóvenes en el salón parroquial como retiro
preparatorio al acto. Pero ocurre en
otras parroquias. Yo he sido párroco de Arbejales y de Agaete, En
Arbejales los jóvenes son los que se encargan de preparar el trono de san Juan Evangelista y de llevarlo en las
procesiones. En Agaete, los jóvenes llevan la Virgen Dolorosa en la
procesión del Viernes Santo, meciéndola con ritmo suave y solemne. Y en Sevilla
los costaleros de todas las cofradías, más
de 60, son hermanos jóvenes. En las parroquias se puede llegar a la juventud a través de una imagen o una procesión e implicarlos
en tareas pastorales.
El canto del Miserere
En
1780, se anota por primera vez en las cuentas del mayordomo de la Vera
Cruz Antonio Almeida el canto del Miserere en la Semana Santa. Mientras se cantaba se incensaban las imágenes. El Miserere es el
salmo 50 compuesto por el rey David, en el que se arrepiente de su gravísimo pecado (II Samuel, 11 y 12). La primera
estrofa dice así: "Ten misericordia de mi (miserere), oh Dios,
según tu amor. Por tu inmensa ternura borra
mi delito. Lávame a fondo de mi culpa y purifícame de mi pecado".
Los cristianos nos acercamos en el tiempo de Cuaresma a recibir el
Sacramento de la
Penitencia, para recibir la gracia del perdón de Dios. La Liturgia aconseja que la celebración sea
comunitaria. No obstante, en caso de no
poder asistir a la misma, podemos confesar en los días señalados por la
parroquia, en Cuaresma y en Semana Santa.
La reforma de la Ilustración
A finales del siglo XVIII el movimiento de la Ilustración penetró con fuerza en las aisladas islas Canarias. Cinco de nuestros obispos siguieron esta corriente reformadora que procedía de Francia y que en España la expandió el fraile benedictino Padre Feijoo. Los obispos ilustrados fueron Cervera, Herrera, Martínez de la Plaza, Tavira y Verdugo. El sacerdote y arcediano de Fuerteventura en nuestra catedral, don José de Viera y Clavijo, fue el principal impulsor de la Ilustración en las islas, mediante su Historia de Canarias y sus numerosos escritos. Esta corriente reformista propugnaba acabar con la ignorancia religiosa, las supersticiones y la vana religión, a través de una sólida formación de los sacerdotes y religiosos, la catequesis del pueblo en todos sus niveles, el culto austero sin pompa ni espectáculos, y una vida cristiana que tuviese como modelo las primeras comunidades cristianas. También, reclamaba que las imágenes fuesen de bulto y no de vestir o de candelero. Las cofradías se resintieron gravemente. Así, en la visita del obispo don Antonio Tavira, se hace inventario de los bienes de la Vera Cruz y sólo se anotan 15 túnicas y ningún flagelo o azote. Los remates desaparecen porque nadie puja ni quiere pagar. Mientras que el canto del Miserere, por ser un himno litúrgico y bíblico, había mejorado notablemente en frecuencia y solemnidad. Era cantado por los mozos de coro en la capilla de La Vera Cruz los Viernes de Cuaresma y en Semana Santa. A principios del siglo XIX, en 1809, el visitador don José Fernández Abad advierte "del estado deplorable en que se hallan los utensilios y ornamentos que se usan el Jueves y Viernes Santo". La cofradía había caído en picado, prácticamente había desaparecido.
A finales del siglo XVIII el movimiento de la Ilustración penetró con fuerza en las aisladas islas Canarias. Cinco de nuestros obispos siguieron esta corriente reformadora que procedía de Francia y que en España la expandió el fraile benedictino Padre Feijoo. Los obispos ilustrados fueron Cervera, Herrera, Martínez de la Plaza, Tavira y Verdugo. El sacerdote y arcediano de Fuerteventura en nuestra catedral, don José de Viera y Clavijo, fue el principal impulsor de la Ilustración en las islas, mediante su Historia de Canarias y sus numerosos escritos. Esta corriente reformista propugnaba acabar con la ignorancia religiosa, las supersticiones y la vana religión, a través de una sólida formación de los sacerdotes y religiosos, la catequesis del pueblo en todos sus niveles, el culto austero sin pompa ni espectáculos, y una vida cristiana que tuviese como modelo las primeras comunidades cristianas. También, reclamaba que las imágenes fuesen de bulto y no de vestir o de candelero. Las cofradías se resintieron gravemente. Así, en la visita del obispo don Antonio Tavira, se hace inventario de los bienes de la Vera Cruz y sólo se anotan 15 túnicas y ningún flagelo o azote. Los remates desaparecen porque nadie puja ni quiere pagar. Mientras que el canto del Miserere, por ser un himno litúrgico y bíblico, había mejorado notablemente en frecuencia y solemnidad. Era cantado por los mozos de coro en la capilla de La Vera Cruz los Viernes de Cuaresma y en Semana Santa. A principios del siglo XIX, en 1809, el visitador don José Fernández Abad advierte "del estado deplorable en que se hallan los utensilios y ornamentos que se usan el Jueves y Viernes Santo". La cofradía había caído en picado, prácticamente había desaparecido.
La Restauración
Después de la Ilustración vino la
Restauración, que se inició con la llegada del obispo Martinez Carnero en 1827 y continuo con los obispos Romo,
Codina, Lluch y Garriga, Urquinaona y Pozuelo, todos impulsores de la recepción frecuente de
los sacramentos, de la religiosidad popular y
de las devociones, aunque sin olvidar el ministerio de la catequesis. A mediados del siglo XIX, el escultor Silvestre
Bello hizo para la iglesia de Arucas las nuevas imágenes de la Virgen de
los Dolores, san Juan Evangelista y el Nazareno o de Jesús con la cruz a
cuesta. En 1875 se encargó la construcción del santo Sepulcro, basado en el
dibujo del arquitecto y pintor Manuel Ponce de León. El 26 de marzo de dicho
año, tuvo lugar la procesión del Entierro con el sepulcro nuevo. La imagen de
Jesús muerto fue la antigua de la Vera Cruz, que tenía los brazos articulados.
Afortunadamente, esta imagen se conserva en las dependencias parroquiales y ojalá pueda pronto exponerse al público en
el tan anhelado Museo Parroquial. La Virgen nueva de los Dolores acompañaba en el entierro de su Hijo. En la
segunda mitad del siglo XIX salía en Arucas tres procesiones. El
Miércoles Santo la del Nazareno, el Viernes Santo, por la tarde el Entierro, y
por la noche La Soledad. Hay tres novedades
que resaltar. Dejó de salir la antigua procesión de la Vera Cruz el
Jueves Santo por la noche al desaparecer su cofradía. No obstante, como
alternativa, se creó la cofradía de los Dolores y en 1891 se recuperen la procesión del Jueves Santo con el
Señor Crucificado. Las procesiones,
excepto la de la Soledad, llegaban hasta la ermita del Calvario, en el
Cerrillo, y en todas se cantaba el Miserere en la plaza o en alguna de las calles. Las andas eran llevadas por
cargadores, a los que se pagaba 10 reales vellón a cada uno. Este dato
muestra el cambio radical de la mentalidad
de los aruquenses en relación con las procesiones. De pujar y pagar por llevar las andas, se pasó a la necesidad
de contratar a cargadores con sueldo
porque no había devotos o penitentes que voluntariamente se ofreciesen a hacer aquel sacrificio. Otra novedad,
es que el ayuntamiento aportaba todos
los altos 300 pesetas para los gastos de Semana Santa. En las cuentas de don
Francisco Cárdenes de 1899 se anota la compra de "cintas para la Angélica de la Vigilia Pascual". Las cintas
servían para adornar el cirio pascual. El canto del pregón en latím se llamaba
Angélica, porque se inicia con estas
palabras "Exsultet iam angelica turba caelorum". También se celebraba la fiesta de la Resurrección
el domingo de Pascua. Por lo tanto, la liturgia había recobrado la
centralidad y relevancia de la Vigilia Pascual y Domingo de Resurrección.
Una
vez construida nuestra hermosa iglesia neogótica, en 1925 se hizo el Vía
Crucis, tallado en cedro por el escultor valenciano Agustín Navarro Beltra, que se había establecido en Las
Palmas a principios de siglo. El año anterior había trabajado en el
retablo de la Pasión con escenas realizadas
en marfil del Huerto de Getsemaní: la oración de Jesús y el prendimiento. En la predela del altar, contemplamos la
Última Cena. El 17 de marzo de 1944, se bendijo el Cristo de la Buena
Muerte, la escultura cumbre del aruquense Manolo Ramos por su realismo estremecedor. Su salida procesional el Viernes
Santo impresiona e invita al silencio y a la reflexión. En 1959 se
adquirieron las imágenes de la Magdalena y de la Entrada de Jesús en Jerusalem.
El 2 de abril de 1959 el barrio de La Cerera vibró de entusiasmo cuando llegó a
sus calles el Señor de la Borriquita. Fue recibido con alfombras, banderas y
tracas, júbilo que se repite todos los años. Fue una buena iniciativa extender
la Semana Santa al barrio de arriba, que se sentía marginado. Finalmente, en
1978, se encargó una imagen del Señor atado a la Columna, obra del madrileño
Manuel Romero.
La reforma del Concilio
Vaticano II
Antes, en los años sesenta se había celebrado el Concilio Vaticano II, que renovó la liturgia católica. Se recuperó el Misterio Pascual como centro del culto cristiano. La Vigilia Pascual con el Domingo de Resurrección es el momento culminante de la Cuaresma y de la Semana Santa y que se prolonga durante los 50 días del tiempo pascual y durante todo el año, pues cada domingo celebramos la Muerte y Resurrección de Jesús. Decimos después de la consagración: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección ¡Ven Señor jesús". Y termino como empezamos. Las celebraciones litúrgicas que vivimos comunitariamente en el templo en la Semana Santa son el alimento de nuestra fe. Escuchamos el Domingo de Ramos y el Viernes Santo el relato de la Pasión y Muerte del Señor. Aclamamos a Jesús en la procesión de la Entrada en Jerusalem y adoramos su Cruz salvadora en la tarde del Viernes Santo. El Jueves Santo conmemoramos la Última Cena de Jesús y recordamos su testamento, que no es otro que el Mandamiento del Amor, significado en el Lavatorio de los pies. Luego oramos
comunitariamente y privadamente ante Jesús Sacramentado en el Monumento. Las procesiones
por las calles de nuestra ciudad tienen
mucho de belleza, de arte y de sentimiento, pero, sobre todo, son manifestaciones públicas de nuestra fe en Jesús el
Señor, anunciando su Muerte y proclamando su Resurrección.
Antes, en los años sesenta se había celebrado el Concilio Vaticano II, que renovó la liturgia católica. Se recuperó el Misterio Pascual como centro del culto cristiano. La Vigilia Pascual con el Domingo de Resurrección es el momento culminante de la Cuaresma y de la Semana Santa y que se prolonga durante los 50 días del tiempo pascual y durante todo el año, pues cada domingo celebramos la Muerte y Resurrección de Jesús. Decimos después de la consagración: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección ¡Ven Señor jesús". Y termino como empezamos. Las celebraciones litúrgicas que vivimos comunitariamente en el templo en la Semana Santa son el alimento de nuestra fe. Escuchamos el Domingo de Ramos y el Viernes Santo el relato de la Pasión y Muerte del Señor. Aclamamos a Jesús en la procesión de la Entrada en Jerusalem y adoramos su Cruz salvadora en la tarde del Viernes Santo. El Jueves Santo conmemoramos la Última Cena de Jesús y recordamos su testamento, que no es otro que el Mandamiento del Amor, significado en el Lavatorio de los pies. Luego